martes, 25 de agosto de 2009

Historias Cotidianas (8 de Agosto del 2009)

No había ningún tipo de fe que los uniese, ni religión, ni hermanamiento político, solamente vivian en aquella recóndita aldea juntos como ermitaños. Las decisiones se tomaban en asambleas a las que acudían todos ellos. No había ninguna mujer y no porque en algún momento hubiesen estado vetadas, sino solamente porque ninguna de ellas había sentido especial atracción por aquella vida espartana. Tenían todo aquello que les fuese necesario para sobrevivir, recogían de su huerta, trabajada por turnos por todos, cazaban y recolectaban en la jungla cercana. Cada uno dormía en una cabaña diferente e incluso con el tiempo habían ideado una lengua común, mezcla de las muchas raíces de los que allí vivian. Nunca se fijaban en los rucian llegados, solamente se les asignaba turno en las tareas comunes y se les brindaba ayuda en la construcción de su cabaña…

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