martes, 25 de agosto de 2009

Historias Cotidianas (14 de Agosto del 2009)

Sonaba aquella tristísima balada como si no hubiese otra música sobre la faz de la tierra. Era una canción tan triste que hasta los peces hacían rebosar sus peceras con sus lágrimas. Parecía como si todo hubiese sido invadido por aquella melancolía. Mientras sonaba no había jolgorio en los parque infantiles y la gente en los centros comerciales se movía de manera mecánica con el único deseo de llegar a sus casa para refugiarse de un mundo tan triste. Las autoridades preocupadas habían empezado en su estado depresivo a facilitar los medios para los suicidios que cada día aumentaban en número. El mismo primer ministro en una alocución para todo el país había presentado su dimisión ante el triste estado de las cosas. Al finalizar su alocución volvieron a poner el video clip de la triste balada y todos los telespectadores lloraron sin saber bien el motivo…

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