jueves, 15 de diciembre de 2011

15 de diciembre

El árbol se mecía armonioso con el aire de la tarde, el ambiente era sofocante en aquel verano, el aire que corría por las calles era como una lengua de fuego que ahuyentaba a todos los seres vivos. Pero aquel árbol parecía jugar con aquel tórrido aire del sur, bailando con él, dejando que se enredara en sus ramas y dejándolo ir, dejando que pasara de largo, que se dirigiera hacia algún otro lugar. El árbol se mecía armonioso aunque el viento pasara a través, porque en el tiempo sabía que volvería a bailar con algún otro desconocido y que sus ramas no perderían la gracilidad de una bailarina…

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