Nadie acostumbraba a
transitarlo, por lo que había quedado en aquel lugar remoto como señal del
abandono. Solamente era el depósito de las miles de historias que se habían generado
a su alrededor, ninguna de ellas del todo real y todas ellas con algo cierto. Las
historias habían circulado siempre, desde que las primeras personas empezaron a
habitar la llanura, atraídas por la fertilidad de aquellas tierras. Aquellos primeros
habitantes ya se habían encontrado con la presencia rotunda del puente, por lo
que nadie llegaba a saber ni quien, cuando había sido construido. Las historias
siempre fueron lúgubres, nunca nadie alentó una sola historia que diese luz a
aquella construcción, un halo de oscuridad había sido creado en torno a él y
nunca se había visto desnudo de ese halo.
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