En el amanecer el puente
se veía iluminado entre una ligera niebla, con un aspecto fantasmal, como
surgido desde las entrañas de la tierra. De esta manera en la aldea nadie se
acercaba al puente más que horas de luz clara y definida, como podía ser el mediodía.
Aun de esta manera los niños, envueltos en las mil y una historias que rodeaban
la presencia de aquel puente, procuraban pasar deprisa por él, aunque el sol
benefactor del mediodía les mostrase que nada había que temer en ese tránsito. Muchos
habían querido detenerse para ver desde su altura el río manso que por su arco
pasaba, pero nadie deseaba dejar más tiempo del deseado pasar sobre él.
viernes, 7 de febrero de 2014
Un nuevo proyecto
Las historias empiezan por un principio, por un inicio progresivo, sin sobresaltos. Por un punto en el que una acción empieza a desarrollarse, como una bola nieva que rueda cuesta abajo por una colina, o como el momento en que una mujer alumbra a su hijo. Las historias siempre tienen ese punto de partida para luego derramarse lentamente hacia un final que siempre debe ser incierto, un final que sorprenda o sobrecoja, un final que llegue después de generar una gran expectación en el lector.
Pero ahora lo que van a encontrarse les va a sorprender desde este momento y a lo mejor llegara a su fin tras un largo proceso lleno de tedio, en el que muchos de ustedes abandonen y dejen por imposible esta historia, que sin hilo conductor se desarrollara durante un periodo indeterminado de tiempo, sencillamente con un inicio que puede ser una presentación o una parte intermedia, y que puede acabar de forma abrupta o redonda o sencillamente quedar colgada en el espacio infinito que hay entre ustedes y mi persona. Pero como de todo esto desconozco lo que haya de suceder, empezaré por un pequeño párrafo, tras esta tediosa presentación.
Un saludo
viernes, 31 de enero de 2014
martes, 21 de enero de 2014
sábado, 18 de enero de 2014
viernes, 17 de enero de 2014
Soneto IV (Garcilaso De la Vega)
Un rato se levanta mi esperanza:
mas, cansada de haberse levantado,
torna a caer, que deja, mal mi grado,
libre el lugar a la desconfianza.
¿Quién sufrirá tan áspera mudanza
del bien al mal? ¡Oh corazón cansado!
Esfuerza en la miseria de tu estado;
que tras fortuna suele haber bonanza.
Yo mesmo emprenderé a fuerza de brazos
romper un monte, que otro no rompiera,
de mil inconvenientes muy espeso.
Muerte, prisión no pueden, ni embarazos,
quitarme de ir a veros, como quiera,
desnudo espirtu o hombre en carne y hueso.
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