A un costado del puente había un pequeño parque infantil,
anegado en la crecida del rio, y del cual únicamente quedaban unos hierros
retorcidos y oxidados, que empujados en ocasiones por el viento, procuraban un
sonido quejoso, como el de los pretéritos espíritus que habían jugueteado entre
ellos. Semejaban los hierros, las ramas de un árbol fantasmal, que buscando con
sus puntas los cielos de tormenta, parecían los dedos de la naturaleza que
buscaban unir tierra y cielo.
domingo, 19 de octubre de 2014
domingo, 12 de octubre de 2014
Muerte en la autocomplacencia
En un momento dado de la pasada década, pensamos que habiamos descubierto algo, que formabamos parte de algo nuevo. Nosotros en parte despojos de la era Grunge, abandonados en plena efervescencia por el gran gurú Cobain, vimos en la última vuelta de tuerca al post-punk la puerta de salida, la manera de sentirnos parte de algo.
De todo ello solamente queda hoy una serie de buenos hits y el convencimiento de que las vueltas de tuerca no sirven para sacer más zumos de las naranjas, sino para beber el amargo líquido que da su piel. Vibramos con conciertos de Franz Ferdinand, Bloc Party (de estos menos la verdad), Maxïmo Park, Los Campensinos, Strokes, Clap your hnd says yeah!, Editors y....bueno y muchos otros. Pero todo esto se convirtío en el azucarillo en el fondo del café que nos tomabamos para no perder el ritmo efervescente del momento. De todo ello poco queda, alguna banda sobrevivé con dignidad, las menos, las demás dilapidan el prestigio efímero buscando recrear aquella chispa que les dio el éxito...sin éxito...muertos en la autocomplacencia.
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